miércoles, 29 de septiembre de 2010

Convivencia Generosa

Así como los niños se debilitan y sufren cuando los adultos invadimos su espacio y su oportunidad de crecer según su tiempo y su energía, el mundo vegetal también sufre y se debilita cuando queremos imponer un ritmo que no es el suyo.
La libertad de explorar, de caerse, de pelear en el pelotero es lo que hace que nuestro niños crezcan fuertes, con seguridad, con convicciones. Negarselos para que no se lastimen, para que no lloren, para que no sufran no es dar amor, no es proteger. Entonces, nuestra misión como padres o docentes será observarlos, brindar seguridad y el contexto adecuado para el desafío.
Las plantas también merecen la oportunidad de luchar con sus armas y con su tiempo, de ser lo que deban ser y no sólo lo que queremos, de ser valoradas en su belleza y complejidad.
Preparar una semilla en condiciones similares a las que garantiza la naturaleza es lo que hacen estas bolitas de arcilla: brindar seguridad y el contexto adecuado, y entonces los jardineros-padres podremos observar con asombro el esfuerzo por desarrollarse, por convivir, por compartir los recursos, el espacio.

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